Grietas de mar e imaginaciones dirigidas
- Dalila Flores
- 7 oct 2023
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 8 nov 2023
Por Dalila Flores Castillo & Leidy Bermúdez Quiroga
Nos gustaría iniciar esta breve zona de expresión presentándonos, pues de esta forma creemos que el lector de este pequeño fragmento comprenderá el motivo de nuestra fusión ¿por qué juntan a Leidy y a Dalila? Me tomo la libertad de describir a Leidy con cuatro “c”: científica, colombiana, curiosa y chimba (así, sin importarme cacofonías). En mi caso yo soy mexicana, ingeniera en biotecnología y música.
Ambas compartimos el curioso trasfondo científico y ahora, el de estudios culturales ¿por qué la fusión?
Spoiler alert: no es una fusión, es una aleación.
Seamos más precisos:
“Se busca un tema en donde expresar la interrelación entre ciencia y cultura”
El estreno del live action de la Sirenita marca un hito importante entre diversas esferas sociales, pero para el caso de este escrito, nos limitaremos a los imaginarios que esta rompe y claro, a los que sostiene.
¿Por qué imaginamos un pez globo como lo imaginamos?
¿Cómo es que los primeros científicos empezaron inclusive a imaginar el sistema nervioso de estos animales?
Probablemente porque los vieron en una expedición de buceo, pero para los que no han buceado, la habilidad de imaginar y regirse por determinadas imágenes construye realidad; de esta forma:
La ciencia dirige la mirada, la mirada define las prácticas, las prácticas construyen la cultura.
Entonces, bien, ¿la Sirenita puede construir nuestra realidad? ¿Esta inocente película para público infantil puede, de hecho, construir nuestra imaginación? Es posible enfocarnos aquí en la forma en la que diferentes especies y espacios oceánicos son dibujados, pero para el fin de este fragmento, nos enfocaremos en otro ángulo de la mirada:
Si pensamos en el papel crucial de la representación tanto como herramienta como objetivo dentro de cualquier movimiento, cada representación se vuelve una forma orgánica, justa y efectiva de reclamar espacios en el cine, la televisión, el teatro y en todos los ámbitos públicos y privados que influyen en la sociedad. Muchas veces se usan representaciones sobre grupos marginados y discriminados con el propósito de incluir a estas comunidades haciéndolas sentir parte de una sociedad que históricamente los ha excluido. Es particularmente importante tener en cuenta que las representaciones son una extensión de la imaginación dirigida, construyen nuestra realidad, fortalecen y debilitan la autoestima; puede ampliar o disminuir las oportunidades de toda índole para las personas pertenecientes a estas comunidades.
La elección de la actriz Halle Bailey para interpretar a Ariel, irrumpió con la representación establecida desde la versión original de 1989, donde la sirena es representada como blanca y pelirroja. Con frecuencia, las mujeres negras y las personas de ascendencia africana se ven limitadas a representaciones y roles estereotipados, como esclavas, trabajadoras domésticas, víctimas de sufrimiento o sexualizadas. Al desafiar este patrón y presentar a Halle como un ser mágico, se forma la primera grieta al estereotipo, grieta cuyas líneas se pueden encontrar en las diferentes discusiones generadas en diferentes espacios socio digitales a partir del anuncio (Castaño, 2022).
Pero ¿por qué genera tanto impacto la representación a una sirena negra? ¿el quiebre de un imaginario de antaño? Una posible explicación es el reto que implica el resquebrajar estereotipos y lugares históricamente asignados a las personas afrodescendientes en la televisión y el cine; el deshilvanar el tejido anacrónico que se ha urdido sobre las personas negras y que enciende una irritabilidad en la comunidad blanca al interrumpir las representaciones de inferioridad, ineptitud y pobreza asociados a las personas afrodescendientes, en otras palabras: al corromper sus cotidianidades imaginarias.
Las representaciones se vuelven una narrativa del tiempo y de los valores propios de las épocas, pero ¿quién las narra? Es importante no olvidar que esta película es producto de una de las industrias culturales más poderosas, título que ha edificado minuciosamente a través de sus casi cien años de actividad. Como escribíamos antes, este producto es una recreación de uno de sus contenidos más emblemáticos: la película animada (con el mismo nombre) del año 1989.
Sostener la ruptura de un imaginario como lo es el de la emblemática producción de 1989 y las representaciones en ella plasmadas, no fue una tarea sencilla para la industria, pero sí una postura que enfatizó la voz y posición de la mítica compañía respecto a los debates raciales contemporáneos. Mediante la modificación de la imagen, Disney “hirió” el imaginario de generaciones enteras, pero como toda herida en la piel, sana con los debidos cuidados y qué mejor que ser ellos mismos quienes ponen la bandita ¿no? La dirección de la mirada otorga espacios de lucha y construye las nuevas representaciones, el nuevo discurso, el nuevo imaginario sobre un emblemático producto inserto en temáticas sociales transversales. El cede de estos espacios, la relectura del año 2023 permite a la industria conservar su posición entre las audiencias y así, edificar su acueducto privado a la bolsa de valores. La importancia y énfasis de este fenómeno de ruptura y construcción se puede ver en las 500 fotografías con mayor cantidad de likes en el primer fin de semana de estreno de la película:

Pero no se puede imponer un rumbo, así como así ¿cómo hacer para que este “nuevo” rumbo se convierta en una nueva estabilidad? ¿para que la audiencia lo valide e incorpore? Para responder esta pregunta es importante mantenernos críticos ante los diálogos y el contenido que producimos en torno a este producto, así como observar los elementos que lo consolidan como parte de nuestra realidad ¿La música, la imagen, la información? Quizá más adelante encontremos otro espacio para desarrollar hipótesis en torno a cada uno de estos elementos (¿a lo mejor una tesis?). Por ahora, con el ejemplo de esta producción, se torna un poco más claro la forma en que la conjugación de elementos que parecen tan opuestos, consolida realidades y que dicha conjunción, siempre se acompaña de decisiones que pueden modificar y recrear imaginarios, validar, introducir e incorporar, omitir y dar voz a los elementos emergentes de la sociedad que terminan moldeando los lentes y sentidos con los que nos acercamos al mundo.

Disfruté muchísimo escribir este artículo en co-autoría con Leidy, sobre todo porque las mentes diferentes, al armonizan, orquestan magia. Gracias, mi querida Leidy.
Y aunque disfruté el proceso, ella misma sabe que a mí se me quedaron atoradas muchas letras, pues el tema que ella misma eligió, es el tema de mi tesis de grado. Así es, he dedicado dos años completos al análisis del uso de la música por esta industria cultural y, específicamente, en esta producción musical (y la Bella y la Bestia). Siempre me ha llamado la atención la manera en que la música, por su naturaleza mutable, se convierte en uno de los elementos en los cuales poner más cuidado en los nuevos (y en los “clásicos”) contenidos de una industria, sobre todo si esta llega a tener un gran protagonismo en diferentes esferas sociales como lo es el caso de The Walt Disney Company. En el caso de mi tesis, mis resultados se orientaron hacia indagar en las emociones que permitían a la música erguir el título de uno de los elementos más valorados y preciados de estas producciones. Tal es así, que la música se mantiene como producto pedal entre la producción original de 1989 y la recreación del 2023. Sí, cambiaron las tonalidades y se añadieron tres nuevos números, pero los de antaño “se respetan” dirían las audiencias… ¿o la industria?
Mi hipótesis es que la música funciona como símbolo de un imaginario que está en un constante juego de reproducción y aprobación por parte de las industrias y las audiencias. Si se acepta la música, se vehiculiza el mensaje, se incorpora en la cotidianidad. La música tiene la potencialidad de separarse del producto visual, de reproducirse y reproducirse y reproducirse hasta sedimentarse en el imaginario. Pero ¿qué es un imaginario? Según Cornelius Castoriadis, el concepto de imaginario surge de reconocer el poder de la imaginación y de las colectividades humanas. Una mancuernilla que construye un conglomerado de significaciones conjuntas con las cuales la sociedad transita el tiempo y escribe la historia. Es decir, aquello que valoramos, vinculamos y socializamos, se convierte en la narrativa que escribimos y las instituciones, son los lugares en donde estas operan (aunque los imaginarios escapen de ellas), implementan y validan y ¿cómo se representan las instituciones a sí mismas? en mi opinión, el símbolo, es el que canaliza todo esto.
Un símbolo es el semáforo de un contenido, como lo fue en este caso. No es casualidad que el lanzamiento de la canción principal de esta película “Part of Your World” se haya lanzado un mes antes del estreno. El símbolo de la música se vuelve interruptor y predictor. La música suele dar luz verde y ser anzuelo ¿por qué? Porque no solo orquesta imaginarios sino sentires. Es históricamente conocido (aquí podría citar mucha bibliografía de mi tesis) que la música trastoca las memorias y las emociones; recordemos que la hegemonía es aplicada mediante la incorporación de “temas orgánicos” que giran alrededor de lo que es preferido y consumido por las audiencias. Así pues, esta consideración no sólo coloca a la música como parte y símbolo importante, sino que le da un rol de validación y un fuerte potencial de reproducción de ciertos temas orgánicos ¿qué temas orgánicos encuentran en esta producción? Sin duda, al articularse con las emociones, este proceso hegemónico aterriza en esferas políticas y económicas. No tomemos a la música por sentada, seamos críticos y giremos la mirada, o más bien, agudicemos el oído pues en su interior, la música es politizada.
REFERENCIAS
Castaño, Alejandro (2022). La Sirenita negra: Twitter se incendia tras conocer la nueva apuesta de Disney. The Objective. https://theobjective.com/cultura/2022-09-12/sirenita-negra-twitter/
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