La experiencia de Michel Foucault con el LSD podría beneficiar al presidente Gustavo Petro
- Leidy Bermúdez
- 1 mar 2024
- 4 Min. de lectura
Leidy C. Bermúdez Quiroga
Si consumiéramos LSD, ¿podríamos llegar a entender de manera horizontal a Foucault?
En los años cuarenta, mientras el mundo se encontraba inmerso en el desarrollo de la devastadora bomba atómica, en un rincón menos sombrío de la historia, el médico argentino Alberto Tallaferro introducía en su país el LSD (Scholten, 2019), una sustancia psicoactiva que transformaría la percepción de la realidad. Este compuesto, surgido del laboratorio de Sandoz bajo la dirección de Albert Hofmann, experimentó un explosivo estallido de colores en 1938. Al mismo tiempo, el filósofo Michel Foucault exploraba en su obra Historia de la sexualidad el papel de la sexualidad como mecanismo de control en la sociedad moderna, proponiendo una perspectiva liberadora para el pensamiento. Estos acontecimientos, en apariencia dispares, revelan cómo el siglo XX albergó a pensadores que desafiaron las normas, ampliaron los límites del conocimiento humano y hasta malearon la moral, prueba de ello las innovaciones destructivas y las experiencias psicodélicas.
Foucault se destacó por su singularidad, tanto en su pensamiento como en su apariencia. Con su cabeza rapada y un estilo de vestir muy distintivo, su atuendo completo lo diferenciaba notablemente de otros filósofos. Incluso sus clases atraían multitudes, como si en lugar de un profesor fuera el líder de una pasarela rebelde, desafiando a los demás intelectuales. Además, a Foucault, el concepto de intelectual siempre le resultó ajeno, -a pesar de serlo él mismo-. Estos aspectos, junto con sus ideas sobre el género, contribuyeron a que Foucault fuera considerado una figura incómoda, un pensador que continuamente cuestionaba las estructuras de poder en los grandes círculos intelectuales.
Al enfocarnos en los tratados de Foucault, se evidencian diversos planteamientos; entre ellos, la idea de que la búsqueda del placer se ve limitada por las restricciones impuestas por el lenguaje que nos rodea. Fue un personaje curioso, cuya crítica histórica a la modernidad lo coloca más allá de la categoría de filósofo posmoderno, autodenominándose incluso como un periodista con ideas enraizadas en Kant. Michel Foucault fue un pensador capaz de desbloquear las barreras del pensamiento y liberarlo de diversas patologías. En Historia de la sexualidad, ilustra que la sexualidad no se limita únicamente al placer, sino que también se convierte en un mecanismo de control sobre el individuo en la sociedad contemporánea. (Urbina y Vargas, 2023).
Controvertido, desafiante y siempre dispuesto al debate, Foucault era conocido por su sensibilidad o cercanía, como relata el libro Foucault en California de Blackie Books, en el que el profesor Simón Wade narra su experiencia lisérgica con el filósofo en el Valle de la Muerte, donde compartieron un viaje con LSD. Al parecer, fue la primera vez que Foucault experimentó con el ácido. En medio del viaje, el filósofo comparó la experiencia del trance con la intensidad o maravilla de tener sexo con cualquier desconocido. Aunque lamentablemente no hay registros de las reacciones de Foucault, no resulta complicado visualizar una sonrisa amplia al experimentar con el ácido. Es más, el filósofo llegó a la conclusión de que el LSD es un ácido mágico que modifica nuestra conciencia y nos revela una Verdad.
El descubrimiento de Foucault del LSD como un ácido revelador, capaz de alterar la conciencia, nos lleva a cuestionarnos sobre su posible influencia en su enfoque teórico. ¿Se podría considerar un experimento místico-teórico? ¿Qué significó? ¿Pudo haber desarrollado algún planteamiento teórico bajo esos efectos? ¿Podría influir en la manera en la que leemos e interpretamos al filósofo? ¿Si consumiéramos el ácido podríamos llegar a entender de manera horizontal a Foucault?
lustración 1. Cuadro producido por IA M. Foucault
Todo su viaje alucinógeno nos lleva a reflexionar sobre cómo en tiempos recientes se percibe un cambio en la actitud hacia algunas sustancias psicoactivas que fueron objeto de persecución legal durante décadas en varios países. En la actualidad, las ciencias se han enfocado en sustancias como el LSD y el MDMA (éxtasis), explorándolas a través de ensayos clínicos como los de Gloria Lorenzo Chapatte (2021), los cuales sugieren que, en microdosis, podrían ayudar a combatir la depresión, el estrés postraumático, la adicción al alcohol o la angustia ante la muerte -en personas enfermas terminales o no tan enfermas terminales-. Este enfoque contemporáneo se refiere a la "nueva medicina psicodélica", señalando posiblemente el comienzo de un nuevo paradigma en la investigación de estas sustancias y el fin del estigma que históricamente las ha acompañado.
Si aún no están convencidos, consideremos desde una perspectiva externa cómo la ciencia se convierte en una herramienta política para respaldar el prohibicionismo. Básicamente, desde el ámbito político se establecen normas morales que pretenden estar respaldadas por la ciencia, como si fueran conclusiones imparciales. Sin embargo, esto no siempre es cierto.
Por ejemplo, tomemos en cuenta el caso de los psicodélicos como el LSD: el prohibicionismo político elige selectivamente lo que le conviene de la ciencia, ignorando aquello que no se ajusta a sus creencias preestablecidas.
¿No deberían nuestras políticas sobre drogas fundamentarse en investigaciones científicas de diferentes áreas, así como en valores de salud pública, impactos sociales y los derechos humanos? Un análisis desde el poder podría arrojar luz sobre esta relación a veces contradictoria entre ciencia y políticas sobre consumo de psicodélicos.
En la actualidad, mientras persiste la iniciativa de establecer una base militar en la Isla de Gorgona, respaldada por la presidencia de Gustavo Petro y la ministra de ambiente Susana Muhamad, sería valioso que tanto ellos como su equipo consideraran explorar perspectivas alternativas, quizás mediante el LSD, sobre todo para que conectaran con la realidad social y el efecto les permitiese reconocer que, detrás de las decisiones gubernamentales, hay una verdad alejada de los engaños de un sistema que manipula los placeres como herramienta de control individual.

Ilustración 2. Cuadro producido por Sciammarella - Gustavo Petro, presidente de Colombia
En particular, sería enriquecedor que el LSD les permitiese comprender que el poder puede manifestarse tanto desde la base como desde la cúspide, y que dicha manifestación está fuertemente vinculada a un gobierno que se encuentra cercano a la población.
Referencias
Chapatte, G. L. (2021). "Potencial de los psicodélicos como nuevos fármacos antidepresivos."
Scholten, H., Salas, G., Elcovich, H. (2019). "A ochenta años del nacimiento de una droga maravillosa: la LSD 25." Drogas: Sujeto, sociedad y cultura, 61-74.
Urbina, C. Y., Ramírez Vargas, C. (2023). "Itinerario de la práctica histórico-filosófica en Michel Foucault." Hermenéutica intercultural: revista de filosofía, 39, 211-231.
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